¿Puede un parásito controlar la mente?

Categoría: Sin categoría / fecha: 07-28-2021

Un tema común en historias que mezclan la ciencia ficción con el terror es la del alienígena capaz de controlar la mente de una persona para sus propios propósitos. Aunque estas son historias de fantasía, hay cosas parecidas en la naturaleza. 

Algunos parásitos, criaturas que viven sobre otra o en su interior, son capaces de controlar los comportamientos de los animales infectados. Un ejemplo, es el Toxoplasma gondii, que causa la enfermedad toxoplasmosis. Se ha observado que las ratas infectadas por este parasito son atraídas a lugares con olor a orina de gato en vez de evitarlos, como hacen los animales sanos. Esto se produce porque la infección por toxoplasmosis aumenta la cantidad de dopamina en su cerebro (una substancia liberada por neuronas del cerebro y que tiene diversos efectos en el comportamiento y la conducta en los seres que la producen). 

El toxoplasma es un parasito que vive dentro de casi cualquier animal de sangre caliente: vacas, perros, por ejemplo, pero su reproducción sexual solo puede ocurrir dentro del intestino de un gato. Después de esto se libera una gran cantidad de “huevos” en las heces del felino. De esta forma, cualquier animal que entre en contacto con heces de un gato afectado puede ser infectado a su vez y convertirse en portador. 

Se calcula que un tercio de la población humana mundial tiene el parásito en su cuerpo. En Chile, se estiman entre 35 al 40% de la población. La infección por toxoplasma es mayormente asintomática en humanos porque el sistema inmune mantiene al parásito bajo control y se ha observado que esta enfermedad puede dañar a dos grupos principales, personas con inmunodepresión (por ejemplo, gente afectada por SIDA) y los fetos en desarrollo. Por lo anterior se recomienda que las embarazadas tomen medidas preventivas como evitar el contacto con gatos y comer la carne bien cocida. 

Con 30% de la población humana infectada con el parasito, ¿Puede el toxoplasma influir en el comportamiento de los seres humanos infectados? La evidencia que existe por ahora es que las infecciones por toxoplasma tienen efectos en el cerebro humano como en las ratas infectadas: aumentan los niveles de dopamina en el cerebro. 

Uno de los efectos de la infección por toxoplasma es que aumenta la impulsividad y la tendencia a correr riesgos. Estos cambios son sutiles y difíciles de medir, sin embargo, cuando se miran a nivel personal pueden tener efectos mayores y más claros que cuando se miran a nivel de grandes poblaciones. 

Un grupo de científicos plantearon la hipótesis de que una infección de toxoplasma aumentaría la tendencia a dedicarse a los negocios en las personas, y que esto tendría un reflejo a nivel social. Un estudio demostró que los estudiantes que estaban en carreras de negocios tenían 1.4 veces más probabilidades de estar infectados con la toxoplasmosis que los estudiantes de otras careras. Esta tendencia era todavía más clara cuando se examinaban las subdisciplinas dentro de los negocios donde la proporción de infectados por toxoplasma era 1.7 veces mayor en aquellas relacionadas con la creación y dirección de empresas que en otras consideradas menos arriesgadas, como por ejemplo contabilidad. La proporción se mantenía consistente entre los profesionales que asistían a eventos de emprendimiento donde los infectados con toxoplasma tenían posibilidades 1.8 veces mayores de haber comenzado un negocio con éxito. 

Al nivel de los países los científicos propusieron que en aquellos países con mayor prevalencia de toxoplasmosis latente existe una mayor intención de emprender, más actividad de emprendimiento en general y menos gente que no emprende por miedo al fracaso. Sin embargo, nada nos asegura que una cosa esté causando la otra, la actividad de emprendimiento puede estar influida por muchos factores, y quizá alguno de ellos haga que la gente tenga más tendencia a emprender y además tenga más probabilidades de contraer el parásito, como por comer carne cruda.

Autor: Nicolas Palanca CINV
Editado por: Eugene Tine, Camila González-Arancibia y Jesús Olivares

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