¿Por qué me agrada tanto comer chocolate? Cerebro

El chocolate no es solo un dulce delicioso, tiene la capacidad de alegrar un momento triste o incluso potenciar nuestro buen humor. Además, admitámoslo: tanto a adultos como a niños se nos hace muy difícil rechazar un rico chocolate cuando lo tenemos a nuestra disposición… ¡Es realmente irresistible!

De hecho, hace 2.500 años atrás, los Mayas le llamaban “el alimento de los Dioses”, y consideraban al “chocolatl” como algo extremadamente valioso, regalándolo en ceremonias como un tesoro. Muy similar a lo que hacemos hoy en día cuando lo regalamos en todos sus formatos en ocasiones especiales.

Sin embargo, ¿nunca te ha llamado la atención la innegable popularidad del chocolate? O, en otras palabras, ¿te has preguntado por qué nos gusta tanto comer chocolate?

La respuesta no está en nuestra lengua ni en nuestro estómago, ¡si no que en nuestro cerebro!

Cuando consumimos alimentos que tienen azúcar, como las frutas, dulces, masas o cereales, nuestro cerebro nos envía una señal de satisfacción, ya que el azúcar sirve como energía para todos los órganos dentro de nuestro cuerpo. Sin embargo, el chocolate, o más bien el cacao, que es el principal compuesto de nuestro querido dulce, además del azúcar contiene una molécula llamada triptófano, que puede viajar por el torrente sanguíneo directamente desde nuestro estómago al cerebro, cualidad que no muchas moléculas poseen, ya que lo que entra en él se encuentra bajo una estricta regulación y solo puede ingresar lo esencial o lo que tenga alguna función primordial para este importante órgano.

¿Por qué algo proveniente del chocolate puede ser esencial para nuestro cerebro?

Bueno, a partir del triptófano se generan dos neurotransmisores, moléculas que actúan como señales de comunicación en el sistema nervioso. El primero es la serotonina, conocida como el neurotransmisor de la felicidad, ya que actúa sobre áreas de nuestro cerebro que procesan las sensaciones de bienestar y calma. El segundo es la dopamina, neurotransmisor que activa áreas cerebrales encargadas de procesar el placer.

Por esto, cuando consumimos chocolate, aumenta la cantidad de estos neurotransmisores en nuestro cerebro y, como resultado final, experimentamos sensaciones placenteras y de felicidad.

Así que ya lo sabes: la próxima vez que te sientas triste, veas que alguien lo está pasando mal, o no sepas qué regalar para una ocasión especial, el chocolate puede ser la respuesta para todas estas situaciones. Y tampoco estaría de más tener algún chocolatito escondido por ahí para cuando lo necesites.

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