¿Cómo puedo oler una flor? Olfato

Cuando hueles una flor ¿Qué olores puedes sentir? La mayoría de las flores tienen aromas dulces y frescos, mientras que otros son más intensos. Incluso podemos distinguir entre dos olores similares como el olor de una rosa y el de una lavanda, pero ¿Cómo es que podemos sentir estos aromas? Para poder captar olores necesitamos nuestro sentido del olfato, donde la nariz es el órgano de entrada. El olor de la flor tiene una mezcla de varios compuestos químicos que se conocen como odorantes. Éstos viajan por el aire y llegan hasta nuestra nariz donde estimulan células especializadas llamadas neuronas olfatorias. La información del olor viaja hacia el cerebro, que es el encargado de identificar si el olor corresponde a una rosa o a una lavanda y si es agradable o no. ¿Cómo es que ocurre esto específicamente? Los odorantes que están en el aire y, que entran a nuestra nariz, se mezclan con la mucosa y son transportados hacia las neuronas olfatorias ubicadas en un lugar que se llama epitelio olfatorio. ¿Sabías que tenemos millones de neuronas olfatorias? Y no sólo eso, sino que ellas tienen una característica importante: en sus extremos tienen “pelitos” que se llaman cilios y son muy importantes, ya que es el punto de encuentro de las neuronas olfatorias y los odorantes. La señal química, proveniente del odorante, es transformada en una señal eléctrica en la neurona olfatoria. Esta señal viaja rápidamente hacia el bulbo olfatorio, primer lugar de procesamiento de la información del olor. Las neuronas mitrales del bulbo serán las encargadas de enviar la señal hacia varios sectores de tu cerebro donde se produce la sensación de olor. ¿Sabías que somos capaces de identificar 10.000 tipos de olores diferentes? A pesar de esto, ¡no somos la especie con mejor olfato! Los perros tienen cerca de 23 veces más neuronas olfatorias que el humano, lo que les permite explorar el mundo que los rodea mejor que con la visión. Sin embargo, para nosotros es uno de los sentidos más importantes, ya que nos permite detectar peligros, como el humo o el olor a gas, además de identificar la calidad de los alimentos, ya que fácilmente podemos detectar cuando un alimento está descompuesto.

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